Los problemas del sistema de progresión actual están desgastando la experiencia
Call of Duty ha sido durante décadas un referente del gaming competitivo y cooperativo. Sin embargo, su modelo actual basado en battle passes y compras dentro de la tienda empieza a generar agotamiento entre la comunidad. Los jugadores, acostumbrados a desbloquear recompensas a través de logros y horas de juego, ahora se enfrentan a la presión del FOMO (miedo a perderse algo) que obliga a invertir tiempo y dinero constantemente para no quedarse atrás.
El problema no es solo la monetización, sino la sensación de estancamiento tras alcanzar el rango de Prestige Master. Más allá de un par de recompensas iniciales, lo único que obtienen los jugadores son emblemas y pequeños detalles estéticos, muy lejos de la emoción que representaban los desbloqueos de armas y skins en entregas pasadas. Esto ha llevado a que muchos se planteen algo impensable hace unos años: el regreso, bajo nuevas reglas, de las loot boxes.
Un sistema polémico que en su momento fue acusado de pay-to-win
Para ser justos, las loot boxes originales de Call of Duty estuvieron lejos de ser perfectas. Durante la época de Advanced Warfare y Black Ops 3, los jugadores tenían que abrir Supply Drops para obtener armas exclusivas como el BAL-27 Obsidian Steed o el MX Garand. Estos objetos no eran simples cosméticos: en muchos casos otorgaban ventajas significativas, generando una clara desigualdad entre quienes invertían dinero real y quienes no podían hacerlo.
El modelo fue ampliamente criticado por ser una forma de “apuestas digitales”, en la que podías gastar mucho sin garantía de conseguir lo que querías. Sin embargo, pese a estas críticas, también existía un factor de emoción y sorpresa que los actuales sistemas de progresión han perdido. Esa tensión de abrir una caja y no saber si obtendrías una skin exclusiva o un arma poderosa era, en parte, lo que mantenía a la comunidad enganchada.
Un modelo híbrido que equilibre diversión y recompensas justas
No todos los sistemas de loot boxes fueron iguales. Black Ops 4, por ejemplo, ajustó su sistema de reservas permitiendo que los jugadores acumularan cajas y las canjearan por recompensas específicas, eliminando gran parte de la frustración del azar absoluto. Este cambio permitió a los usuarios obtener las armas o skins que querían con dedicación, sin necesidad de gastar dinero real.
En tiempos recientes, Overwatch 2 ha demostrado que las loot boxes pueden tener un enfoque mucho más justo. Allí no pueden comprarse directamente: solo se obtienen jugando. Además, garantizan recompensas significativas cada cierto número de aperturas, evitando la sensación de desperdiciar esfuerzo. Este modelo no solo premia la constancia, sino que también mantiene el factor sorpresa que tanto atrae a los jugadores.
Un sistema similar podría implementarse en Call of Duty, complementando el battle pass y la tienda sin reemplazarlos, ofreciendo así más incentivos a quienes ya alcanzaron el máximo rango o desean recompensas adicionales sin recurrir al gasto constante.