MeXGamer

Noticias de gaming anime y más

The Alters: Mi encuentro tardío con Jan Miner y el sacrificio que marcó mi historia

Actualizado el: 6/27/2025
The Alters: Mi encuentro tardío con Jan Miner y el sacrificio que marcó mi historia
The Alters no solo reinventa la gestión de recursos, también ofrece una narrativa personalísima donde cada decisión tiene consecuencias profundas. Esta es la historia de cómo llegué demasiado tarde a construir a Jan Miner, y cómo su breve paso por mi base se convirtió en una historia de sacrificio, culpa y supervivencia.

Cuando crees que lo tienes todo bajo control, llega el caos

En The Alters, cada paso te da una falsa sensación de seguridad

Durante el primer acto, como jugador sentí que estaba siguiendo el camino correcto: desperté a Jan Técnico y a Jan Científico, y comencé a desarrollar la base sin mayores contratiempos. Al llegar al segundo acto, prioricé a Jan Obrero y a Jan Refinador, convencido de que acelerar la producción era lo más inteligente. El propio Jan Dolski, mi avatar, asumió la minería manualmente, haciendo un ciclo constante de recolección diaria.

Hasta que apareció la mutación cerebral, y todo se descontroló. Pensé: “Necesito a Jan Doctor, claro”. Invertí el escaso Rapidium que tenía y lo construí. Pero eso trajo consigo nuevos problemas: más bocas que alimentar, menos recursos disponibles y una creciente presión por la amenaza solar. No tardé en darme cuenta que no podría completar todos los implantes a tiempo, así que, en un acto desesperado, decidí experimentar con Tabula Rasa. Conseguí apenas el combustible para mover la base en el último día posible. Pero mi decisión rompió al grupo, y dejó heridas que llegarían hasta el siguiente acto.

El precio de una elección y la caída de mi equipo

Acto 3 fue donde todo colapsó, una tormenta literal y emocional

Mi decisión con Tabula Rasa creó un conflicto irreparable entre los Jans. Perdí al Técnico, al Refinador y al Doctor, y me encontré solo con los más básicos. Para colmo, una tormenta magnética azotó la base, destruyendo sistemas y forzándome a reparar todo con recursos mínimos. Fue en ese momento crítico que decidí, por fin, construir a Jan Miner.

Aunque conocía parcialmente su historia (cosas del trabajo como crítico de videojuegos), sabía que su desarrollo sería emocionalmente fuerte. Le di calmantes para sobrellevar el dolor, pero como anticipaba, terminó amputándose un brazo. En lugar de dejarlo inactivo, investigué rápidamente la prótesis con ayuda del Científico, y una vez rehabilitado, lo puse a trabajar al máximo, aunque no sin culpa.

Trabajar contra el reloj con una culpa latente

Jan Miner me salvó, pero su dolor me persiguió hasta el final

A pesar del sufrimiento físico y emocional, Jan Miner fue crucial para mi supervivencia. Incluso logré encontrar un objeto que elevó su estado de ánimo y le permitió rendir sin colapsar. Eso, junto con mis propios esfuerzos, me permitió alcanzar el final "Termina en llamas", una conclusión dura pero coherente con mis decisiones.

Logré evacuar con Jan Científico y Jan Obrero, y sí, también con Jan Miner. Pero dejé atrás al grupo disidente, a los Alters que cuestionaron mi liderazgo. El Jan que representé en mi partida fue egoísta, impulsivo, y en ocasiones cruel. Puede que eso diga algo de mí como jugador o incluso como persona, pero en ese momento, creí que hacía lo correcto.

Un final agridulce: ¿redención o condena?

Salvar a algunos no borra a quienes dejaste atrás

La sensación de haber “ganado” se vio rápidamente opacada por la melancolía. Jan Miner, con su nuevo brazo, había sobrevivido. Pero la conexión real que podría haber construido con él se perdió en medio de las emergencias y decisiones drásticas. No compartimos las mismas charlas ni hubo espacio para forjar un lazo profundo, como el que algunos jugadores sí logran experimentar si lo crean antes en la historia.

Aun así, el consuelo mínimo fue imaginar que Jan Miner encontró su camino en la Tierra, con una nueva vida, lejos del caos de la estación. Un cierre pequeño pero valioso para un personaje que entró tarde, sufrió mucho, y aún así contribuyó con todo lo que tuvo.

The Alters y el reflejo de nuestras propias decisiones

El juego nos obliga a mirarnos al espejo y aceptar nuestras elecciones

Lo más brillante de The Alters es cómo convierte cada elección en una carga emocional que el jugador debe cargar. No es solo construir recursos o desbloquear profesiones. Es sobre quién vive, quién sufre, y a quién decides abandonar. Jan Miner fue, para mí, símbolo de ese conflicto: un alter útil, sacrificado, pero también humano.

En Mexgamer.com seguimos explorando estos juegos que nos confrontan con dilemas reales a través de la ficción. The Alters no solo es otro juego de gestión: es una experiencia profundamente personal, y la historia de Jan Miner es prueba de ello.